oponen a sus filosofías ciegas, ya no hay lugar seguro. Con todo hay un lugar de refugio para todos los hijos de Dios que están buscando uno (Sal 57:1). En este lugar de refugio usted encontrara paz y fortaleza contra el enemigo. Según usted habita en este lugar, usted será victorioso y el enemigo será derrotado y puesto bajo sus pies.
Hay muchas clases de enemigos que luchan contra la Iglesia Cristiana,
y todos los que quieren vivir en paz y justamente (Sal 37:32). Hay enemigos espirituales y otros de carne y hueso que son guiados por el poder de las tinieblas cual luchan contra nosotros. Estos son tiempos y
quizás el último tiempo, en que nosotros los cristianos tenemos que pasar la prueba de Fe (1P 1:7). Es urgente que tengamos que ponernos la armadura de Dios contra el enemigo (Ef 6:11).
Como los ejércitos de este mundo se arman para la guerra, al igual nosotros tenemos que armarnos. Puede haber un
llamado para algunos unirse a las fuerzas armadas de la nación, y literalmente pelear. Pero para nosotros los cristianos, tenemos que recordarnos que nuestra guerra no es
carnal (Ef
6:12). Por esta razón tenemos que ponernos la armadura de
Dios
Querido participante, la idea de morir ante tiempo, se está haciendo más real para la gente en todo el
mundo. Hay una posibilidad que el Señor nos lleve más temprano. También la muerte nos puede sorprender en cualquier momento. Usted puede ser rico o pobre (Lc 12:16-20, Ap 20:12). Usted puede morir cruzando una calle, o viajando en un automóvil. Usted puede tener una enfermedad terminable.
También puede morir por una bala perdida, estando en un lugar fuera de tiempo. Especialmente en estos tiempos, usted puede perder su vida
por un ataque terrorista, dirigido por los extremistas
Islámicos cual están haciendo con más frecuencias. El temor es un arma que el enemigo usa
contra nosotros. Gracias a Jesús que probó la muerte por nosotros, para libertarnos del temor de la muerte (He 2:14,15).
Jesús nos recordó, “Y no temáis a los que matan al cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el
infierno”(Mt 10:28).
El arma más grande contra el temor es el amor de Dios. El temor vino sobre
San Pedro fuera del palacio, cuando vio que la muerte se le estaba acercando (Mt 26:69-75). Jesús sabía que los
discípulos tenían que crecer en el amor de Dios, para poder pasar tal prueba (1Jn 4:18). El amor de Dios puede darle
fortaleza a uno, para pasar por cualquier peligro, aun con el riesgo de perder su propia vida. Cuando el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
(Ro 5:5), entonces tenemos fuerzas para pasar las pruebas y pararnos firme por Jesús
como Esteban (Hch 6:5, 8, 10,
&:59). Para llenarnos con su amor es otra razón, por lo cual Dios nos bautizo con el Espíritu Santo (Hch 2:4).
En estos tiempos peligrosos en que vivimos, hay un lugar de refugio para cualquiera que esté
buscando seguridad. El Salmista dijo, “......... Escóndeme con la sombra de tus alas........ (Sal 17:8). Además, “El que habita el abrigo al Altísimo, Morara bajo la sombra del Omnipotente” (Sal 91:1,2). En estos lugares de refugio encontraremos paz y seguridad contra el enemigo. Según habitamos en estos sitios, Dios nos llenara de su amor y seremos
victoriosos contra el temor de la muerte y podremos pararnos firme para el Señor. Quizás perderemos nuestras vidas pero no la Fe, el enemigo será derrotado y puesto bajo nuestros
pies.
Este lugar de refugio, .... La sombra de tus alas..., y
..... la sombra del
Omnipotente, es el lugar adonde tenemos que
correr. La sombra de Dios estará sobre nosotros y podremos sentir su presencia. Y como podemos llegar allí, el Salmista nos da la repuesta. No
tienes que ir lejos, alza tus ojos los montes.
Alzare mis ojos a los montes, de donde viene mi
socorro, mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra...... Jehová es tu guardador, Jehová es tu
sombra a tu mano derecha. Jehová te guardara de todo mal. El guardara tu
alma. Jehová guardara tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre
(Sal 121:1-8).
Para poder ver la sombra de sus alas tenemos que mirar con los ojos de Fe. Cuando vemos y entendemos que el está a nuestro lado, podemos decir como dijo el Salmista, “Yo me acosté, dormí, y desperté; porque Jehová me sostuvo” (Sal
3:5). Así cuando habitamos debajo de
sus alas, podemos oír su voz y ser guiado por su Santo Espíritu. Allí el nos llenara de su amor y fortaleza
para poder pasar cualquier peligro que se nos acerque.
Querido participante, en este tiempo la oración es urgente.
Que Dios bendiga todos mis hermanos en el Señor.
Les invitamos a los enlace de, tus oraciones y contacto.
En
el Señor
Hno. Nelson Cintron
Publicado
12/13/15
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